Víctor Hugo y Baudelaire, entre otros, introducen en sus obras un claro y decisivo rechazo al artificioso concepto de belleza impoluta en el arte. Todo aquello víctima del desprecio hacia lo que las castas reglas morales identificaron como evocación de oscuras intenciones, de lo inmundo, lo cruel, lo inerte, del fracaso, la fetidez, la perversión, lo inmoral y hasta de orígenes malditos, viene a tomar partido en el montaje escenográfico de la re-creada belleza platónica."estética de la complementariedad"Más allá de lo feo: lo desagradable, algo que para Kant está fuera de cualquier solución estética, Baudelaire lo considera implícito en la belleza sin necesidad de pasarlo por el filtro de la naturaleza moral.
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